Un artículo de Cristina Suarez para Verne de El País, sobre las fiestas y la lejanía de los seres queridos, en las vísperas de la Navidad 2020.
- Las videollamadas durante la cena no son recomendables, según algunos entrevistados
Las restricciones a la movilidad y a las reuniones por el coronavirus van a hacer que muchos españoles -dentro y fuera de nuestras fronteras- no vuelvan a su casa por Navidad. La situación está siendo aún más incierta para los 250.000 españoles que viven en Gran Bretaña, donde la nueva cepa de coronavirus ha sembrado nuevos interrogantes. Se calcula que, ante esta situación, casi un 80% de los españoles pasarán las celebraciones solo con su núcleo de convivientes. El carácter familiar de las fiestas navideñas hace que muchas personas afronten estos días con tristeza por la lejanía con sus seres queridos. Hablamos con varias personas acostumbradas a pasar las Navidades lejos para que aconsejen a aquellos que se enfrentan por primera vez a la experiencia.
- Chiqui Esteban, 40 años, director de gráficos en The Washington Post, lleva ocho años pasando las Navidades en Estados Unidos
«¿Triste por perderte la Navidad? He aquí un experto: mi mujer, mis hijos y yo nos mudamos hace ocho años a Estados Unidos y no hemos vuelto a España por Navidad desde entonces». En un hilo publicado en Twitter la semana pasada, Chiqui Esteban hacía un breve resumen de consejos con el objetivo de ayudar a sus seguidores a sobrellevar las fiestas en esta extraña normalidad. «No hagas videollamadas durante las cenas o comidas especiales, intenta pasar la Navidad con la gente que tengas cerca y, si estás solo, recuerda que es el mejor día para mimarte y darte caprichos», escribía en su hilo.
En conversación telefónica con Verne, Esteban, director de gráficos en el diario estadounidense The Washington Post, nos cuenta más detalles. «En 2012 pasé las Navidades completamente solo. Empecé trabajando en el Boston Globe y me vine a buscar casa porque mi hija tenía tan solo un mes y era muy pronto para viajar con ella. Decidí que lo mejor era hacer algo especial, así que el 25 de diciembre me compré una cena algo más cara de lo normal y pasé la noche viendo los partidos de la NBA».
Ha llovido mucho desde entonces, pero Esteban y su familia no han viajado más a España por Navidad debido a los altos precios de los billetes de avión en estas fechas. Normalmente prefieren viajar a España durante el verano, aunque este año tampoco lo hicieron por precaución por la pandemia.
Así, la familia pasará gran parte de este diciembre en una cabaña en el estado de Pensilvania con la idea de mantener la distancia social. «La clave, a mi juicio, no está en intentar olvidar que es Navidad, sino hacer tu propia fiesta», insiste. También reconoce que le ayudó mucho el siguiente pensamiento: «Puedes hacer la Navidad cuando quieras. Si ahora no es posible, hazla en abril si te apetece. Al final es simplemente un día».
Este andaluz considera que llamar a la familia es muy reconfortante en estas fechas pero, sin embargo, cree que puede ser bastante contraproducente si se hace en momentos clave. «Por experiencia sé que videollamar en plena cena de Nochebuena, cuando toda la familia está al completo, es un auténtico caos: todos hablamos a la vez, no se oye nada y, al final, estás más pendiente de que todo vaya bien que de disfrutar. Por eso, mis hijos (4, 7 y 9 años) llaman a sus abuelos antes o después de la cena. Eso sí: las uvas siempre nos las tomamos con España y en videollamada», confiesa.
Fiestas en España
Paloma Lirola consiguió hacer realidad uno de sus sueños: vivir del espectáculo. Esta cantante, artista, cómica y guionista originaria de Torre del Mar (Málaga) cogió las maletas con su pareja, también artista y con quien tiene la banda Loci Loft, y se marchó a Berlín en 2010. «El primer invierno ya nos salió trabajo y fuimos encadenando conciertos todos los días, incluida la Nochevieja», cuenta la artista.
La moneda de cambio fue pasar las Navidades lejos de España. Y así nueve años más. «Para nosotros es bastante común porque los últimos meses del año, cuando la gente ya tiene vacaciones, supone la mayor parte de los ingresos. Es un motivo de alegría aunque siempre esté presente esa morriña navideña», explica Lirola.
«En nuestro caso el sustento principal fue la familia de españoles que nos hicimos en Berlín. Esa red que estableces cuando estás fuera es muy importante en momentos así. Es lo que te salva y lo que te abraza», explica Lirola. «Partiendo de esa base, yo me he dado cuenta de que a mí lo que me ayudó mucho fue valorar las cosas sencillas. En lugar de agobiarnos por videollamadas, planteamos pequeños detalles para dar valor a la situación».
Así nacieron Mito y Seto, dos payasos navideños encarnados por Lirola y Moyano que todos los años felicitan las fiestas a través de Youtube: «Empezamos a hacerlo para sobrellevar mejor esa morriña y poder mantener ese compromiso con la gente querida de felicitarles de una forma especial. Nuestros personajes fueron creciendo año a año y para parte de nuestros seguidores son muy importantes. Si no salen a tiempo nos regañan. Este año, y con más motivo que nunca, repetiremos».
El ingenio, explica Lirola, es «lo que nos va a salvar». «Tenemos que aprender a convivir con esta situación y pensar que estamos teniendo una oportunidad de estar en otro lugar, celebrando una Navidad distinta en una vida que hemos construido con nuestro esfuerzo. Hay que buscar formas de disfrutarla, ya sea a través del arte, de la cultura local o de la gastronomía», aconseja. «Y lo más importante: si consigues pasarlo bien a pesar de estar lejos de tu familia, no te tienes que sentir culpable. No hay nada de culpabilidad en estar sobreviviendo emocionalmente a esto y llevarlo de la mejor forma posible», concluye. «Tienes un corazón contigo y otro con tu familia. No por estar lejos de nuestra gente la queremos menos».
- Frank Jiménez, 35 años, investigador en la Universidad de Queens. 10 años sin celebrar las Navidades en España.
- María Carbonell, 33 años, educadora infantil en Belfast. Siete años sin celebrar las Navidades en España.
«La última Navidad que pasamos en Sevilla, mi ciudad natal, fue en 2010. El resto de años, por unas circunstancias o por otras, no hemos podido ir. Y este año nos llegó el Covid-19. A mis hijos les molestó bastante porque tenían muchas ganas de ver a mis padres, que querían venirse aquí en Navidad», cuenta Frank Jiménez desde Belfast (Irlanda del Norte). «Yo no tengo ninguna fórmula mágica pero, para mí, las videollamadas en estas fechas han sido de lo más importante. Mis padres siempre quieren ver a los niños. Estamos casi como en un Gran Hermano«, bromea. Eso sí, Jiménez coincide con Chiqui Esteban: es mejor no llamar durante las cenas y las comidas de fechas especiales.
Disfrutar de dónde se está en ese momento es la clave para Jiménez: «Mi experiencia es verlo siempre de forma positiva. La Navidad es un momento en el que puedes ver la ciudad en la que vives de forma muy distinta. Es verdad que estar con toda la familia no tiene precio, así que es importante pensar que esto es una vez y que el año que viene podremos hacerlo».
La murciana María Carbonell también vive en Belfast y trabaja como profesora. Lleva siete Navidades lejos de casa. La primera vez la celebró con los amigos españoles que se hizo allí a lo largo del año. «Vimos películas, jugamos juegos, compramos gastronomía española… Intenté tomármelo como una experiencia positiva, vivirlo de otra forma», recuerda. Aunque esta vez sí volverá a casa por Navidad, respetando todas las medidas de seguridad y aislándose, conoce bien las sensaciones de estar lejos. «Es importante tener en la cabeza que esto no va a ser para toda la vida. Y sí que es difícil: yo he llorado muchísimo. Pero somos adultos y tenemos que asumir esta situación. A casa siempre podrás volver».
- Carmen Martínez, 36 años, administrativa en un restaurante de Birmingham. Lleva ocho Navidades fuera.
«Trabajando en un restaurante, las Navidades son la época del año en la que ganamos más dinero. En diciembre, por norma general, no tenemos permitido cogernos vacaciones. Aunque ahora mismo esté cerrado, no puedo irme a España porque el restaurante puede abrir en cualquier momento y tengo que estar disponible inmediatamente», cuenta la cordobesa Carmen Martínez desde Birmingham. «Lo llevo según el día: algunos me digo a mí misma ‘no pasa nada, para eso están el Skype y el Zoom’. Pero otros días me da mucha rabia y me digo: ‘Mira me voy a España y ya está’. Pero con paciencia y con vino todo se puede», bromea.
Martínez llegó a Inglaterra en noviembre de 2002 sin trabajo, por lo que la opción de volver en Navidades ese año no entraba en sus planes. Por suerte, encontró un grupo de españoles en su misma situación y pasaron la Navidad todos juntos. «Las uvas me han pillado trabajando siempre. En el restaurante paramos diez minutos antes para brindar y luego de vuelta al trabajo. Nadie en mi familia se toma mal que no esté, saben que no es personal y que lo estoy haciendo por mi futuro», explica.
Martínez incide especialmente en el ámbito emocional y en mantener siempre en mente que esta situación no va a ser permanente. «Los que nos hemos ido a otro lugar, dentro o fuera de España, lo hemos hecho porque lo hemos elegido. No pasa nada. Esta pandemia no es algo que podamos resolver o controlar, así que es normal que nos sintamos tristes. Este año falta a la mesa gente por las medidas de seguridad, pero sin duda eso es mucho mejor a que el año que viene falte alguien por no haber tenido cuidado cuando pudimos», concluye.
Los consejos de una psicóloga
Las Navidades no resultan indiferentes a nadie. Según la psicóloga Celia Arroyo, experta en duelo migratorio, esto se debe al significado simbólico que acompaña a estos días. «Para algunas personas la Navidad es una época triste porque al reunirse toda la familia se hace aún más presente la pérdida de las personas que amamos y que ya no están con nosotros. E incluso sin haber perdido a nadie existe lo que denominamos melancolía navideña», indica. «Pero la Navidad representa también el regreso a casa. Este año son muchas las personas que no van a poder volver para celebrarla debido a las restricciones del Covid-19. Para muchos españoles que viven en el extranjero esta es una situación especialmente dolorosa, pues muchos llevan casi un año sin ver a los suyos». Si este año no puedes volver a casa por Navidad, Celia Arroyo propone una serie de consejos:
- Ten en cuenta que estar triste y enfadado es normal pero, cuando se te pase la frustración, no recurras a la idea de no celebrarlo, de pensar que «es solo un día más» y meterte en la cama lo antes posible. Es importante mantener el arraigo con la cultura de origen e ignorarlo solo agravará el disgusto.
- Piensa en estas Navidades como unas diferentes. Lo más probable es que nunca volvamos a vivir unas celebraciones así de particulares.
- Escribe en un papel los desafíos a los que has tenido que enfrentarte este año y que has logrado superar. Puedes colgarlo en el árbol de Navidad.
- Si puedes juntarte con amigos o pareja puedes cocinar algo rico, jugar a un juego de mesa, cantar o bailar.
- Si estás solo puedes hablar con tu familia por videoconferencia o apuntarte a un voluntariado.
- Piensa que no viajando a casa estás protegiendo a tu familia del Covid-19 y ayudando a que esto termine lo antes posible
- Apura al máximo ese ritual de la Nochevieja en el que se acaba una etapa y comienza otra, con toda la esperanza que ello conlleva. Puedes apuntar en un papel lo que quieres que se vaya y en otro lo que quieres que venga, quemando el primero poco antes de las campanadas y guardando el segundo para abrirlo en diciembre de 2021.